VIAJE EN BICI POR LA ALCARRIA DE CELA

La Alcarria es un hermoso país
al que la gente no le da la gana ir.
Yo anduve por él unos días y me gustó.

Dedicatoria de “Viaje a la Alcarria”
Camilo José Cela.

Hoy vamos a viajar por la Alcarria de Guadalajara, en un viaje tranquilo de dos días en bici.
Podría muy bien hacerse en un solo día, si así se decide, pero el objetivo de nuestro viaje es
otro.
El inicio de la descubierta es en el pueblo de Sacedón, pueblo ribereño del Lago de
Entrepeñas. La mole de su Iglesia Parroquial de la Asunción preside el conjunto de sus casas.


Salimos por la antigua carretera de Guadalajara, sorteando alguno de los modernos túneles,
aunque la final no hay más remedio de atravesar uno, no muy largo e iluminado.
Nada más salir del túnel, nuestra ruta continúa por la carretera GU-999, en dirección a Alocén,
por una carretera deliciosa, inmejorable para el ciclismo, con magníficas vistas del Lago en
todo momento.

Sin grandes subidas ni sobresaltos, llegamos a Alocén.
Aquí finalizaba la línea férrea Madrid- Aragón. Se trataba de una vía de ferrocarril de vía
estrecha, que proyectaba comunicar Madrid con la línea de Ferrocarril de Aragón. El proyecto
quedó en casi nada, y las obras finalizaron aquí hacia los años 20 del pasado siglo. Como
homenaje a la línea, en Alocén conservan la antigua puerta de la estación, en la parte alta del
pueblo, al lado de una fuente monumental. En tiempos recientes se recuperó una parte
próxima a Madrid, como Vía Verde. Es la vía verde del Tajuña, muy conocida.

En una rápida bajada, nos incorporamos a la N-204, y en unos pocos km sin tráfico, llegamos a
Durón.

Por el monte Trascastillo

Llega un hombre hasta Durón.(1)

Pueblo en un cruce de caminos, con una fuente de la época de “Carlos IIII”, según reza una
inscripción en la misma. Atravesamos las calles solitarias, y tras pasar al lado de su picota,

iniciamos la subida hacia el bonito pueblo de Budia. Por esta empinada subida transitó el autor
de “Viaje a la Alcarria” en una tormentosa noche de Junio de 1946, en un carro de mulas de un
paisano que lo transportó desde el cercano pueblo de La Puerta.

El mulo está empapado, brillante a la luz de la luna, como si lo hubieran untado con aceite.(2)

La siguiente parada es en Budia, localidad con un patrimonio histórico que bien merece
dedicarle un tiempo. Palacios y casonas blasonadas, pintoresca plaza mayor, y algunas
sorpresas que iremos descubriendo, hacen recomendable una parada.


Su Iglesia Parroquial, casi vacía por los desmanes de pasados conflictos, guarda dos magníficas
tallas de Pedro de Mena. Sólo por esto, Budia merecería una visita. El encargado de la Oficina
de Turismo nos lo enseñará todo encantado, incluida la ubicación de un mesón donde la
comida sabe como en casa. Nos enseñará también la celda donde Cela pasó la noche en el
pueblo, encerrado por un alcalde desconfiado.

La habitación está herméticamente cerrada, como una caja, sin ventilación alguna, sin un tragaluz siquiera,… (3)

Una vez abandonado en pueblo, extramuros, nos encontramos con otra sorpresa. Se trata de
las monumentales ruinas del convento carmelita del S XVI. El majestuoso edificio, de
dimensiones colosales, dominando el pueblo, da una muestra, una más, del abandono del
Patrimonio en España. A sus puertas, todavía se conserva un antiguo pozo de nieve.
Iniciamos la breve subida hasta El Olivar, bonito pueblo muy bien conservado, con su caserío
de piedra.
Desde aquí, la carretera llanea por zonas altas de labor, hasta unirse a la N-320. Tras transitar
un breve tramo por esta concurrida carretera, nos desviamos por la vía de servicio en una
glorieta donde hay un curioso monumento de acero inoxidable. No equivocarse como yo, que
seguí la carretera principal, y cuando reparé en ello ya era tarde.
En suave descenso nos acercamos a Tendilla, pueblo-calle cuyas calles porticadas se usaron y
se usan para alojar mercados.

Tendilla es un pueblo de soportales planos, largo como una longaniza y estirado todo lo largo de la carretera.(4)

Tras observar el pueblo un rato, nuestra ruta continúa por la antigua carretera nacional , hacia
otro punto de referencia en la ruta que seguimos. Se trata del cruce de Pastrana, donde
nuestro autor esperó el autobús que lo llevaría a Pastrana.

En el empalme de Tendilla hay un merendero con un emparrado, […]Tienen botellas de cerveza fría… (5)

Del merendero nada queda; en el cruce hay una estación de servicio abandonada, y un chalet
vandalizado que se vende. El entorno debió ser muy agradable.
En este punto comienza una agradable subida en una carretera sin tráfico hacia el pueblo de
Fuentelviejo. A nuestra izquierda, una bonita panorámica del valle que acabamos de transitar.

Fuentelviejo es un pueblo pequeño y típico, muy bonito. En él se apea un matrimonio joven, de recién
casados, que había pasado la luna de miel en Guadalajara. (6)

La ruta atraviesa una zona de monte bajo, con una pequeña dificultad de subida, para enfilar
en un descenso de 8 km hacia Pastrana. Este es uno de los sitios emblemáticos de la ruta,
magnífica población con un inmenso patrimonio, en diferente estado de conservación. Destaca
con mucho el Palacio Ducal, que preside la plaza y la vida de Pastrana, y su impresionante
colección de tapices, única en el mundo. Hay que pedir cita previa para las visitas, dadas las
restricciones que nos afectan.


Un paseo por la el pueblo nos da una idea del pasado esplendor de Pastrana, con sus palacios
blasonados, iglesias, monasterios…
En un telar de Pastrana, la tradición sitúa el cuadro de Velázquez “Las Hilanderas”, y en
Pastrana vivió Leandro Fernández de Moratín, dónde escribió “El sí de las niñas”. Interesante
sitio, sin duda.

…cuando el viajero […] entró […] en Pastrana, la primera sensación que tuvo es la de encontrarse en una
ciudad medieval. (7)

Iniciamos ahora un rápido descenso por el valle que nos lleva en pocos kilómetros para
encontrarnos con el Tajo. Tras pasar cerca de la Central Nuclear de Zorita, entramos en el
pueblo de Zorita de los Canes. Sus señas de identidad son las ruinas del enorme castillo de la
Orden de Calatrava, que preside la población, y el rio Tajo que la atraviesa. Un poco más
adelante, las ruinas visigodas de Recópolis. Todo merece una visita reposada, actualmente con
cita previa.

Zorita es un pueblo que vive en familia y en paz y en gracia de Dios. (8)

El castillo debió de ser una verdadera fortaleza. Ahora los arcos y las bóvedas aparecen desaplomados y
amenazan con venirse abajo de un día para otro. (9).

Nos encaminamos ahora hacia Almonacid de Zorita, una nueva sorpresa en nuestra ruta. Nos
da la bienvenida un espléndido humilladero del siglo XVI, en excelente estado de conservación.
Al lado, las ruinas del Convento de la Concepción. Impresiona el abandono de obras tan
magníficas como esta que vemos aquí. Deben sobrar monumentos en Castilla.
Poco más adelante, la iglesia de Santo Domingo de Silos, con espléndida portada de estilo
Gótico Isabelino. En su Plaza Mayor, una artística escultura rinde homenaje al poeta León
Felipe, que fue boticario en esta villa. Algunos palacios, portadas y restos de murallas,
completan la visita.
De nuevo en rápida bajada nos aproximamos al poblado de Bolarque, de nuevo en el Tajo.
Construido a principios del S XX para dar cobijo a los trabajadores de la central eléctrica. Un
agradable sitio que atravesamos hasta el puente sobre el tajo, para encaminarnos hacia
Sayatón. Allí, en medio de un campo de cultivo, se pueden ver la estación de la anteriormente
citada línea Madrid Aragón, ahora sin utilidad alguna.
Tras un tramo al lado mismo del embalse de Bolarque, entramos ahora en uno de los tramos
más evocadores de toda la ruta. Nos acercamos a Sacedón por la antigua carretera de
Guadalajara, ahora en desuso y con un firme irregular. A nuestra derecha, al alcance de la
mano, quedan las ruinas de la estación ferroviaria de Auñón. Un espectacular puente medieval

nos cruza a la orilla izquierda del Tajo, e iniciamos la subida hacia Sacedón. La carretera
labrada en la roca, nos hace ganar altura rápidamente, en un trazado vertiginoso. Cuesta
trabajo creer que hace unas pocas décadas, antes de la construcción de la presa de
Entrepeñas, la N320 era ésta.


Poco más adelante, pasando algún túnel, nos encontramos de nuevo en Sacedón. La comida
en la antigua posada de Francisco Perez, con un siglo y medio de tradición, nos tratarán con
atención esmerada y deliciosas especialidades de la tierra.

Sobre el arco del portal se lee: Parador; […], y encima de los balcones, cogiendo toda la fachada, Posada
de Francisco Pérez. (10)

Aquí ponemos fin a nuestro viaje literario, siguiendo a tramos los pasos del escritor Camilo
José Cela Trulock, en su libro “Viaje a la Alcarria”, cuya lectura recomiendo encarecidamente.
El escritor transitó por aquí en Junio de 1946. Este cicloturista, en Febrero de 2021.

(1-10) Pasajes de “Viaje a la Alcarria”. Camilo José Cela.

Os dejo el trak para mas informacion: https://cutt.ly/LAALCARRIADECELA

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